Me encanta la coliflor así que, ahora que estamos en plena temporada de esta flor de invierno, vamos a intentar sacar más partido a una preparación de base tradicional. Para ello partiremos de una cocción simple e iremos incorporando una serie de sabores, aromas y texturas que transformarán esta elaboración tradicional en algo mucho más festivo para los sentidos.
Se trata básicamente de combinar diferentes sabores, aromas y texturas para potenciar la exquisita simplicidad de la coliflor. Así, a su untuosidad suavemente grumosa vamos a contraponer el dulzor meloso de la cebolla, el ligero aroma de madera de los piñones y el seco crujir del pan tostado. Esta es la idea y el resultado. Para lograrlo necesitaremos;
- Una Coliflor mediana –bien blanca y firme-.
- Una Cebolla blanca.
- Un puñado de Piñones –que podemos sustituir por almendras crudas picadas en grueso-.
- Un par de Panecillos suecos –
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